Eucaristía

Domingo 19 de Mayo – Pentecostés

YO OS DARÉ LA FUERZA DE MI ESPÍRITU,
SERÉIS MIS TESTIGOS, VENCERÉIS EL MIEDO,
PORQUE YO OS DARÉ LA FUERZA DE MI ESPÍRITU.
El mensaje de Jesús, no podían comprender,
pero antes de ir al Padre la promesa hizo Él.
YO OS DARÉ…

Jesús está entre nosotros, Él vive hoy
y su Espíritu a todos da.
Jesús, razón de nuestra vida, es el Señor
nos reúne en pueblo de amor.

Cambia nuestras vidas con tu fuerza.
Guárdanos por siempre en tu presencia.
Tú eres verdad, Tú eres la paz.

Jesús está entre nosotros, Él vive hoy
y su Espíritu a todos da.
Jesús, razón de nuestra vida, es el Señor
nos reúne en pueblo de amor.

Rompe las cadenas que nos atan.
llénanos de gracia en tu palabra.
Gracias, Señor, gracias, Salvador.

Yo confieso ante Dios Todopoderoso, y ante ustedes hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a Santa María siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos, que intercedan por mí ante Dios, Nuestro Señor.

Amén.

Señor ten piedad

Cristo ten piedad

Señor ten piedad

Gloria a Dios, Gloria a Dios, Gloria al Padre. (2)
A Él le sea la gloria. (2)
¡Aleluya! Amén. (4)

Gloria a Dios, Gloria a Dios, Gloria al Hijo. (2)
A Él le sea la gloria. (2)
¡Aleluya! Amén. (4)

Gloria a Dios, Gloria a Dios, Espíritu Santo. (2)
A Él le sea la gloria. (2)
Aleluya! Amén. (4)

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles.

Hch 2,1-11

Al cumplirse el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente, se produjo desde el cielo un estruendo, como de viento que soplaba fuertemente, y llenó toda la casa donde se encontraban sentados. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se dividían, posándose encima de cada uno de ellos. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía manifestarse.

Residían entonces en Jerusalén judíos devotos venidos de todos los pueblos que hay bajo el cielo. Al oírse este ruido, acudió la multitud y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. Estaban todos estupefactos y admirados, diciendo:

«¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que cada uno de nosotros los oímos hablar en nuestra lengua nativa?

Entre nosotros hay partos, medos, elamitas y habitantes de Mesopotamia, de Judea y Capadocia, del Ponto y Asia, de Frigia y Panfilia, de Egipto y de la zona de Libia que limita con Cirene; hay ciudadanos romanos forasteros, tanto judíos como prosélitos; también hay cretenses y árabes; y cada uno los oímos hablar de las grandezas de Dios en nuestra propia lengua».

Palabra de Dios.

Salmo

Ven
Espíritu, ven
Y lléname, Señor
Con tu preciosa unción (bis)

Sal 103, 1ab y 24ac. 29bc-30. 31 y 34 (R.: cf. 30)
R/.
Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.

Bendice, alma mía, al Señor:
¡Dios mío, qué grande eres!
Cuántas son tus obras, Señor;
la tierra está llena de tus criaturas. R/.

Les retiras el aliento, y expiran
y vuelven a ser polvo;
envías tu espíritu, y los creas,
y repueblas la faz de la tierra. R/.

Gloria a Dios para siempre,
goce el Señor con sus obras;
que le sea agradable mi poema,
y yo me alegraré con el Señor. R/.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios.

1 Cor 12, 3b-7. 12-13

Hermanos:

Nadie puede decir: «Jesús es Señor», sino por el Espíritu Santo.

Y hay diversidad de carismas, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de actuaciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. Pero a cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para el bien común.

Pues, lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo.

Pues todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.

Palabra de Dios.

Secuencia

Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones,
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia,
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno.

Aleluya, aleluya, aleluya, aleluya (bis)

Lectura del santo Evangelio según San Juan

Jn 20, 19-23

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:

«Paz a vosotros».

Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:

«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».

Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:

«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».

Palabra del Señor.

Creo en Dios, Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor,

que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
nació de santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,

fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios,
Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna.
Amén.

COLOCACIÓN DE VELAS FRENTE A LOS DONES DEL OFERTORIO

Bendigamos al Señor, Dios de toda la creación,
Por habernos regalado su amor
Su bondad y su perdón, y su gran fidelidad,
Por los siglos de los siglos durarán
El Espíritu de Dios hoy está sobre mí.
Él es quien me ha ungido para proclamar,
La buena nueva a los más pobres,
La gracia de su salvación

Ofertorio

¿Qué te puedo dar que no me hayas dado Tú?
¿Qué te puedo decir que no me hayas dicho Tú?
¿Qué puedo hacer por Ti, si yo no puedo hacer nada,
si yo no puedo hacer nada si no es por Ti, mi Dios?
Todo lo que sé, todo lo que soy, todo lo que tengo es tuyo. (bis)

Santo, santo, santooo, santo es el Señor,
Dios del universo, Dios del universo. (bis)
Llenos están cielo y tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo, hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo, hosanna en el cielo.
Santo, santo, santooo, santo es el Señor,
Dios del universo, Dios del universo. (bis)

Paz en la tierra
Paz en las alturas
Qu el gozo eterno reine
En nuestro corazón
Da la paz, hermano, da la paz;
Constrúyela en tu corazón,
Y con tu gesto afirmarás
Que quieres la paz
Que tu paz, hermano, sea don;
Es el mejor signo de amor
Que tú nos puedes ofrecer: abrazo de paz

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
danos la paz.

Los lirios del campo y las aves del cielo
No se preocupan porque están en mis manos
Tené confianza en mí
Acá estoy junto a vos

Amá lo que sos y tus circunstancias
Estoy con vos, con tu cruz en mi espalda
Todo terminará bien
Yo hago nuevas todas las cosas

Yo vengo a traerte vida
Vida en abundancia, en abundancia
Yo soy el camino, la verdad y la vida
Vida en abundancia, en abundancia

No hice al hombre para que esté solo
Caminen juntos como hermanos
Sopórtense mutuamente
Ámense unos a otros

La felicidad de la vida eterna
Empieza conmigo en la tierra
Sentite vivo
La fiesta del reino comienza acá

Yo vengo a traerte vida
Vida en abundancia, en abundancia
Yo soy el camino, la verdad y la vida
Vida en abundancia, en abundancia

Dios te salve María, llena eres de gracia
El Señor es contigo y bendita tú eres
Y bendita tú eres, entre todas las mujeres
Y bendito es el fruto de tu vientre Jesús.
Santa María, Madre de Dios
Santa María, Santa María, ruega por nos. (bis)

Id y anunciad por el mundo
la buena nueva de Dios,
y entenderéis lo que os quise decir,
que el Reino comienza aquí.
Y si os amáis de verdad
y dais cobijo al más pobre,
¿quién podrá contra vosotros
y vuestras obras condene?
Sed luz que alumbra en lo alto.
Sembrad la tierra de amor.
Sed mensajeros que anuncien
la buena nueva de Dios.
¡Sed! del mundo la sal,
del mundo la luz,
del mundo el amor (bis)
¡Sed!